Mi Frase...

"Hay que Ser grande para reconocer que tienes mucho que aprender..."

domingo, 24 de abril de 2011

Resucitas en Nosotros Cada Segundo de nuestra Vida!

Esta Semana Santa fue especialmente diferente para mi. Imagino que el hecho de estar en una tierra lejana, añorando las tradiciones de mi Colombia, de mi familia, de mi casa, hicieron muy profunda la nostalgia en mi corazón.

El hecho es que sentí muy muy de lleno todo el proceso de la Semana Mayor... y no precisamente por haber acudido a las celebraciones de la iglesia (solo asistí a la del Domingo de Ramos), sino porque el examinar la pasión del Señor prácticamente en soledad, me empujó a sentir como nunca la gran tristeza mortal por la muerte de alguien a quien amamos.

Lloré sus lágrimas en el Gólgota cuando el miedo y la tristeza humana se apoderaron de su ser al saber que sería entregado y que su vida se extinguiría, como tantas veces se apodera de nosotros el miedo, la desesperación y el dolor... pero al mismo tiempo me admiré una vez más de su fe en el Padre, de su entereza al poner por encima de la suya, la voluntad de aquel que lo había enviado a este mundo.

Lloré la traición de aquel amigo a quien amaba y al que tanto había enseñado, sin evitar recordar las traiciones que he vivido y las que he protagonizado. Y sin embargo, no me queda más que admirar aquella actitud de paz y de comprensión que jamás nadie igualará; su entrega sin resistencia, no a la voluntad de quienes lo aprehendían, sino a la voluntad del Padre...

Lloré su calvario al ser llevado a dos juicios sin fundamento y sin justicia... Lloré la injusticia de la justicia humana, del temor y la desesperación por el poder y la sevicia. Y volví a admirarme de aquella entereza para recibir una condena y un trato sin ningún asomo de compasión. Aún más me admiro cuando su primera exclamación al Padre es: "Perdónalos porque no saben lo que hacen"...

Lloré su agonía en la cruz y sus mortales heridas, aquellas que seguimos haciéndole todos aquellos que nos llamamos humanos al no seguir el mandamiento que él nos dejó: "Amaos los unos a los otros como yo los he amado" y aquellos que él puso por encima de todos los demás: "Amarás al Señor Tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y al prójimo como a ti mismo"... Realmente, cuanto fallamos a todo esto... cuanta falta de amor a lo largo de toda nuestra vida...

El Viernes Santo, como en la mayoría de las ocasiones, fue un día gris... en el que el sol no se asomó, más si la lluvia todo el tiempo...para recordar aún más la tristeza y el frío de la muerte... Así mismo el sábado... pero en mi humanidad no dejaba de meditar en aquella alma que a pesar de haber muerto, seguía luchando por su causa... la causa de nuestra salvación, de nuestro perdón incondicional... a pesar de nuestra indiferencia, a pesar de nuestros fallos, de nuestras injurias, de nuestras incontables faltas de amor...


Hoy Domingo, sin embargo, al despertar, abrir mis ojos y ver el sol queriendo entrar por la ventana de nuestra habitación... la emoción se desbordaba y dije "Gracias! Gracias Señor por esta oportunidad!" miré ami esposo y le exclamé: Feliz Domingo de Resurrección mi amor!... me levanté y casi por inercia puse música de alabanza... estaba celebrando y sentía en mi interior una alegría tan inmensa! Milagrosamente la tristeza desapareció y "mágicamente" la luz, la alegría se tomaron mi cuerpo, mi mente y mi espíritu.

Ahora, al reflexionar, pienso que esta inexplicable felicidad y regocijo que siente el alma cristiana al pensar en la resurrección del Señor, es la esencia de nuestra Fe... aquella que sentimos aunque no hallamos visto el paso "físico" de Jesús por la tierra, aquella que sentimos aunque no veamos su cuerpo entre nosotros, aquella que nos gloriamos de profesar ante quienes nos juzgan y nos piden "pruebas científicas, o por lo menos feacientes" de su existencia y de su amor... Al reflexionar veo tan claro y verdadero el significado de estas palabras que decimos durante el Viacrucis católico: "Adorámoste Cristo y te Bendecimos porque por tu Santa Cruz Redimiste al Mundo!"...

Porque no fue solo el hecho de que hayas venido aquí y te sacrificaras... fue que tu cruz y tu pasión te harían inmortal por los siglos de los siglos! La voluntad del Padre fue, es y seguirá siendo Perfecta, Señor!

Él no solo quería que fueras recordado por los judios que te vieron y que compartieron contigo en aquella época en que fuiste humano. No!... su voluntad era que te convirtieras en el "Camino, la Verdad y la Vida" para todos los que veníamos detrás! Para todos los que te abrimos la puerta de nuestro corazón para que vivas por siempre y que sin ver, Creemos!

Gloria a Ti Señor Por Siempre! Cómo no creer en ti?

Termino este escrito con un soneto de Pedro Casaldáliga:

"Yo mismo Lo veré"

Y seremos nosotros, para siempre,
como eres Tú el que fuiste, en nuestra tierra,
hijo de la María y de la Muerte,
compañero de todos los caminos.

Seremos lo que somos, para siempre,
pero gloriosamente restaurados,
como son tuyas esas cinco llagas,
imprescriptiblemente gloriosas.

Como eres Tú el que fuiste, humano, hermano,
exactamente igual al que moriste,
Jesús, el mismo y totalmente otro,

así seremos para siempre, exactos,
lo que fuimos y somos y seremos,
¡otros del todo, pero tan nosotros!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mi Web